Judy vive en un orfanato. Cada niña tiene un protector que costea sus estudios y estadía. El de Judy quiere mantenerse anónimo y solo ha puesto una condición: que Judy le escriba periódicamente contándole todo lo que le sucede. Las cartas de Judy se van haciendo cada día más largas e íntimas; con gran imaginación y simpatía, la niña vuelca en ellas sus inquietudes y esperanzas.
Un clásico de la literatura universal.