«Desde un puente ferroviario, al norte de Alabama, un hombre contemplaba el paso rápido del agua seis metros más abajo. Tenía las manos detrás de la espalda, las muñecas sujetas con una soga; otra soga, colgada al cuello y atada a un grueso tirante por encima de su cabeza, pendía hasta la altura de sus rodillas.»
Si hubiera que rescatar un puñado de cuentos de la historia de la literatura, sin duda muchos de esos pocos llevarían la firma de Ambrose Bierce, maestro absoluto del género, que dejó una cobra copiosa e inimitable. La ejecución de sus cuentos es perfecta: pequeños mecanismos de relojería textuales a los que no les faltan la mirada aguda, la imaginación y el ingenio, sazonados con una ironía y un cinismo que los hicieron célebres. Su obra es plena de imágenes sugerentes, diálogos impecables, escenas escalofriantes y tramas simples o diabólicamente enrevesadas pero siempre manejadas con maestría. Generaciones de cuentistas de todas las lenguas lo han homenajeado, entre ellos H.P. Lovecraft y Jorge Luis Borges. La cosa maldita reúne sus mejores piezas de terror y misterio.
Si hubiera que rescatar un puñado de cuentos de la historia de la literatura, sin duda muchos de esos pocos llevarían la firma de Ambrose Bierce, maestro absoluto del género, que dejó una cobra copiosa e inimitable. La ejecución de sus cuentos es perfecta: pequeños mecanismos de relojería textuales a los que no les faltan la mirada aguda, la imaginación y el ingenio, sazonados con una ironía y un cinismo que los hicieron célebres. Su obra es plena de imágenes sugerentes, diálogos impecables, escenas escalofriantes y tramas simples o diabólicamente enrevesadas pero siempre manejadas con maestría. Generaciones de cuentistas de todas las lenguas lo han homenajeado, entre ellos H.P. Lovecraft y Jorge Luis Borges. La cosa maldita reúne sus mejores piezas de terror y misterio.