Una madre, un hijo y un gato habitado por el espíritu del difunto marido. Una comedia desopilante y melancólica.
Frances Price y su hijo Malcolm –ya adulto, pero que sigue viviendo con ella– llevan una vida sofisticada y regalada en el más glamouroso Manhattan, gracias a la fabulosa herencia del difunto marido de ella: un marido sobre cuya muerte planean ciertas sospechas que la señalan. Esos rumores la han dotado de un aura de viuda negra, pero no le han impedido seguir disfrutando de infinitos caprichos a golpe de tarjeta de crédito. Hasta que tanto exceso acaba agotando la cuenta bancaria y de pronto madre e hijo se ven en la ruina y con la necesidad de comenzar de nuevo.
Emprenden una huida hacia adelante con destino a París, donde ambos fueron felices en algún momento de su pasado. Frances apenas deja nada atrás, y Malcolm tan solo a una novia eterna con la que nunca ha acabado de llegar a ningún lado. Los acompaña en el viaje –por mar, en un transatlántico– Pequeño Frank, el gato de la familia, al que deberán introducir clandestinamente en Francia. Hay un motivo de peso para llevarlo con ellos: Frances está convencida de que en el cuerpo de ese felino habita el espíritu de su difunto marido. Y cuando, ya en París, el gato se da a la fuga, madre e hijo iniciarán una búsqueda que reunirá a un excéntrico plantel de personajes: una pitonisa con la que Malcolm ha mantenido una relación carnal en el transatlántico, una expatriada americana deseosa de aventuras, un tímido detective privado...
Manejando con endiablada precisión su particularísimo y delicioso humor, Patrick deWitt nos regala una historia extravagante protagonizada por personajes estrafalarios, incapaces de desenvolverse en el mundo real, incapaces de madurar, refugiados en ensueños y pequeños placeres para tratar de escabullirse de su inmensa soledad.
«Su lectura me ha hecho feliz... Es brillante, adictiva, divertida e inteligente» (Andrew Sean Greer).
«Una tragicomedia deslumbrante... Tiene la pátina nostálgica de una película de Wes Anderson... El genio cómico de deWitt logra mostrarnos las zonas de sombra que hay detrás del glamour de la vida de sus personajes» (Justine Jordan, The Guardian).
«Entre una farsa de Feydeau y una película de Buñuel, van apareciendo uno tras otro excéntricos personajes... DeWitt es dueño de una voz refrescante y vivaz que te sorprende página tras página» (Kate Atkinson, Vanity Fair).
«Desmelenada, ingeniosa, jocosa y desenfadadamente transgresora» (Heller McAlpin, NPR).
«Una pieza de orfebrería de un divertidísimo nihilismo» (Katy Waldman, The New Yorker).