Después de que aprenden a caminar, los niños sienten que el mundo está a sus pies. Ya no necesitan a sus padres para desplazarse, por lo que creen que pueden hacer todo y cuanto deseen. Es entonces cuando aparece la rebeldía y la obstinación, la voluntad por cumplir sus deseos y las negativas frente a las peticiones de los adultos. Cual juguete nuevo, el niño pone en práctica este descubrimiento y busca conquistar, de esta forma, su autonomía e independencia.