Aníbal, cuya campaña contra Roma continúa, marcha hacia el sur para enfrentarse a su enemigo. Con él va el joven soldado Hanno. Al igual que Aníbal, Hanno está cubierto de quemaduras después de haber luchado y vencido al ejército romano. Pero los generales de Roma, aun cuando intentan evitar una nueva confrontación, adoptan una táctica cautelosa y empiezan a jugar al gato y el ratón.
Finalmente, los dos ejércitos acaban encontrándose a pleno sol un verano ferozmente caluroso. El lugar de encuentro es Cannae, que acabará convertido en un campo de sangre.
La batalla de Cannae es una de las más feroces jamás libradas, una batalla en la que Hanno sabe que tiene que luchar como nunca lo ha hecho, y esta vez ya no por una causa mayor, sino sencillamente para seguir con vida.