La preadolescencia –esa etapa entre los diez y los catorce años- es uno de los tramos más complejos del desarrollo psicológico y de los vínculos entre padres e hijos. No resulta fácil entender a los preadolescentes: sus estados de ánimo se vuelven más inestables; sus conductas, mas desorganizadas y dispersas; a veces son amorosos y cercanos, luego irritables y hostiles. Piden ayuda a sus padres, para después rechazar sus consejos; los les gusta la ropa que usaban de niños. Pero tampoco saben cuál quieren ahora.