
Descripción
No hubo caso. Me dijo que ya la había contratado. Traté de subirme a la cabina, pero la encontré tan asquerosa, que preferí viajar en la parte de atrás. Y esa fue mi perdición. Apenas partió la porquería de camioneta, me empezaron a llegar gases tóxicos de toda clase. ¡Y yo que había ido a Chiloé para purificar mis pulmones! ¡No hay derecho!? ¿Qué le sucede al papá de Xi? Le gusta tanto escuchar los relatos de don Abelardo que acepta viajar en su destartalada camioneta que se avería en el recorrido. Al parecer, sus historias son muy entretenidas.
Editorial
Lom
Encuadernación
Rustica